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Diario de un reconocimiento de las guardias y fortines que guarnecen la línea de frontera de Buenos-Aires, para ensancharla / Félix Azara.

Por: Series E-libro | Memorias (Linkgua Ediciones)Editor: Barcelona : www.linkgua-digital.com, 2019Descripción: 1 recurso en líneaTipo de contenido:
  • texto
Tipo de medio:
  • computadora
Tipo de soporte:
  • recurso en línea
ISBN:
  • 9788498976922
Tema(s): Género/Forma: Clasificación CDD:
  • 918.2 23
Clasificación LoC:
  • F2801 .A937 2019
Recursos en línea:
Contenidos:
Créditos; Presentación; La vida; Proemio al diario de Azara; Oficio del señor don Pedro Melo de Portugal, virrey de Buenos Aires; Jueves 17 de marzo de 1796; Viernes 18; Sábado 19; Domingo 20; Lunes 21; Martes 22; Día 22; Día 23; Jueves 24; Viernes Santo, 25; Sábado 26; Domingo 27; Lunes 28; Martes 29; Miércoles 30; Jueves 31; Viernes 1. ̂ de abril; Sábado 2; Domingo 3; Martes 5; Miércoles 6; Jueves 7; Viernes 8; Sábado 9; Domingo 10; Lunes 11; Martes 12; Miércoles 13; Jueves 14; Viernes 15; Domingo 17; Lunes 18; Martes 19; Miércoles 20; Jueves 21; Viernes 22; Sábado 23; Domingo 24.
Resumen: Félix de Azara, 18 de mayo de 1742 (Barbuñales, Huesca)-1821. España. Fue militar, ingeniero, explorador, cartógrafo, antropólogo y naturalista. Estudió en la Universidad de Huesca y en la Academia militar de Barcelona dónde se graduó en 1764. Sirvió en el regimiento de infantería de Galicia y obtuvo el grado de lugarteniente en 1775. Siendo herido en la guerra de Argel, sobrevivió de milagro. Asimismo rechazó en 1815 la Orden de Isabel la Católica en protesta por los ideales absolutistas imperantes en España. Mediante el tratado de San Ildefonso (1777), España y Portugal fijaron los límites de sus dominios en América del Sur y Azara fue elegido como uno de los cartógrafos encargados de delimitar con precisión las fronteras. Marchó a Sudamérica en 1781 para una misión de algunos meses y vivió allí veinte años. Al principio se estableció en Asunción, Paraguay, para realizar los preparativos necesarios y esperar al comisario portugués. Sin embargo, pronto se interesó por la fauna local y comenzó a estudiarla acumulando el extenso archivo que más tarde conformó los cimientos de su obra científica. Cabe añadir, además, que colaboró con José Artigas en el establecimiento de pueblos en las fronteras entre la Banda Oriental (actual Uruguay) y el Imperio del Brasil. Azara murió en España en octubre de 1821, víctima de una pulmonía; fue también conocida su amistad con Goya, quien pintó un retrato suyo.Resumen: Este cuaderno, que contiene uno de los tantos proyectos que se han formado para la seguridad de nuestros campos, recuerda también uno de los importantes trabajos de don Félix de Azara en estas provincias. El virrey Melo, testigo del celo de este inteligente oficial en el Paraguay, aprovechó su inacción en Buenos Aires para encargarle el reconocimiento de nuestra frontera. La proximidad y el arrojo de los bárbaros mantenían a los pocos moradores del campo en una alarma continua; y se trataba menos de ensanchar nuestro territorio que defender la vida de sus habitantes. Hasta entonces, y mucho después, el que presidía el vasto virreinato de Buenos Aires mandaba obsequiar a los caciques para que no le hostilizasen, y era general el deseo de salir de un estado tan degradante. Los hacendados y el Cabildo habían representado al rey la necesidad de avanzar y proteger las poblaciones; muchas cédulas habían llegado de España con la aprobación de estos planes, y destinando fondos para realizarlos; pero nunca faltaban pretextos para eludirlas, y la obra de nuestra frontera había tenido la misma suerte que la famosa acequia imperial de Aragón, en que se empezó a trabajar dos siglos después que fue proyectada.
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Créditos; Presentación; La vida; Proemio al diario de Azara; Oficio del señor don Pedro Melo de Portugal, virrey de Buenos Aires; Jueves 17 de marzo de 1796; Viernes 18; Sábado 19; Domingo 20; Lunes 21; Martes 22; Día 22; Día 23; Jueves 24; Viernes Santo, 25; Sábado 26; Domingo 27; Lunes 28; Martes 29; Miércoles 30; Jueves 31; Viernes 1. ̂ de abril; Sábado 2; Domingo 3; Martes 5; Miércoles 6; Jueves 7; Viernes 8; Sábado 9; Domingo 10; Lunes 11; Martes 12; Miércoles 13; Jueves 14; Viernes 15; Domingo 17; Lunes 18; Martes 19; Miércoles 20; Jueves 21; Viernes 22; Sábado 23; Domingo 24.

Félix de Azara, 18 de mayo de 1742 (Barbuñales, Huesca)-1821. España. Fue militar, ingeniero, explorador, cartógrafo, antropólogo y naturalista. Estudió en la Universidad de Huesca y en la Academia militar de Barcelona dónde se graduó en 1764. Sirvió en el regimiento de infantería de Galicia y obtuvo el grado de lugarteniente en 1775. Siendo herido en la guerra de Argel, sobrevivió de milagro. Asimismo rechazó en 1815 la Orden de Isabel la Católica en protesta por los ideales absolutistas imperantes en España. Mediante el tratado de San Ildefonso (1777), España y Portugal fijaron los límites de sus dominios en América del Sur y Azara fue elegido como uno de los cartógrafos encargados de delimitar con precisión las fronteras. Marchó a Sudamérica en 1781 para una misión de algunos meses y vivió allí veinte años. Al principio se estableció en Asunción, Paraguay, para realizar los preparativos necesarios y esperar al comisario portugués. Sin embargo, pronto se interesó por la fauna local y comenzó a estudiarla acumulando el extenso archivo que más tarde conformó los cimientos de su obra científica. Cabe añadir, además, que colaboró con José Artigas en el establecimiento de pueblos en las fronteras entre la Banda Oriental (actual Uruguay) y el Imperio del Brasil. Azara murió en España en octubre de 1821, víctima de una pulmonía; fue también conocida su amistad con Goya, quien pintó un retrato suyo.

Este cuaderno, que contiene uno de los tantos proyectos que se han formado para la seguridad de nuestros campos, recuerda también uno de los importantes trabajos de don Félix de Azara en estas provincias. El virrey Melo, testigo del celo de este inteligente oficial en el Paraguay, aprovechó su inacción en Buenos Aires para encargarle el reconocimiento de nuestra frontera. La proximidad y el arrojo de los bárbaros mantenían a los pocos moradores del campo en una alarma continua; y se trataba menos de ensanchar nuestro territorio que defender la vida de sus habitantes. Hasta entonces, y mucho después, el que presidía el vasto virreinato de Buenos Aires mandaba obsequiar a los caciques para que no le hostilizasen, y era general el deseo de salir de un estado tan degradante. Los hacendados y el Cabildo habían representado al rey la necesidad de avanzar y proteger las poblaciones; muchas cédulas habían llegado de España con la aprobación de estos planes, y destinando fondos para realizarlos; pero nunca faltaban pretextos para eludirlas, y la obra de nuestra frontera había tenido la misma suerte que la famosa acequia imperial de Aragón, en que se empezó a trabajar dos siglos después que fue proyectada.

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